lunes, 13 de diciembre de 2010

Capítulo 1 (Entrega 7ma)

Cuando vio que me acercaba Darmir me dedicó un sonrisa superada y besó a la prostituta que tenía en el regazo sin quitarme la mirada de encima. Ésta emitió una risita idiota y respondió al beso. Sentí las nauseas en la boca del estomago (Maldición que bien se veía) Demasiado tarde traté de ignorarlo y recordar a que había ido allí. Al parecer mi expresión había sido muy trasparente y le provocó una risa que logró disimular dedicándosela a la maldita descerebrada que tenia encima.
Traté de concentrarme en el propósito de la empresa. En el sillón central se encontraba la cabeza de la organización de ladrones de la zona. De piel oscura y largos cabellos negros, Karjil se encontraba sin camisa y mostraba sus músculos a tres muchachas de pocas ropas que lo atendían como si fuera de la realeza. Una prolija barba remarcaba la fortaleza de su quijada.
Mi escolta me dejó frente a él sin emitir comentarios y se retiró.
Karjil le dijo algo al oido de una de las muchachas y le dio una fuerte nalgada. La pobre chica dio un salto y sonrió forzosamente, hizo un gesto y las tres se retiraron.
- En que puedo serviros?- Me preguntó Karjil con tono cortés, y clavó sus oscuros ojos en los míos, intimidantes.
- Un cab.. caballo - tartamudeé, me atraganté y tosí. Sentía la mirada curiosa de Darmir que me llamaba, mis nervios me estaban traicionando.  La imagen de su sonrisa aquella vez, mientras me acariciaba la mejilla volvió del pasado y me desestabilizó. (Basta, es un idiota, Meldriam, ignoralo)
Karjil frunció el seño. Esto no se estaba poniendo bueno.
-Hay muchos establos en la ciudad niña! No pierdas mi tiempo con boberías- dijo, ofendido.
Salí del hechizo. Mordí con fuerza y sentí crujir mi mandíbula. (niña?) Me erguí. Esta vez le clavé yo la mirada y di un paso.
- No me hagas perder vos el tiempo a mi Karjil, sabés bien a que me refiero. Quiero al Mustang negro. Quiero el caballo del general que sabemos tenés – Dije. Mi voz sonó cortante y segura.
Karjil cambió la expresión de enojo a sorpresa. Esta vez le tocó a Darmir atragantarse, pero no le dediqué interés. El lider se recostó en el respaldo del sillón y acarició su barba pensativo.
- Y que si lo tengo? Qué podés tener vos que yo quiera? No pretenderás que te lo regale.
- Tengo cierta información que puede serte útil… sobre Galena- Dije mas distendida y le guiñe un ojo. El pobre diablo del callejón había dicho mas de lo que incluso pensé que supiera.
- Galena?! – Karjil sonrió como un niño ante los regalos de navidad.
Según el muerto, Galena era la hija de un noble bastante acaudalado de la ciudad. Karjil tenía una obsesión con la chica, y el padre al enterarse del posible romance la había hecho desaparecer del mapa.
- Tenemos un trato? – pregunté y tendí mi mano.
- No tan rápido pequeña. De qué tipo de información estamos hablando?- a pesar de la posición alerta de Karjil sabia que lo tenía. 
- Del tipo que transforma a un caballo pura sangre en un cerdo famélico al ponerlos en una balaza, mi señor – Mi cerebro empezó a maquinar el delirio que estaba a punto de inventar. Esperaba so
nar convincente, y que me dieran el caballo antes de comprobar la veracidad del cuento.

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